Hace algún tiempo me puse como propósito ser feliz haciendo lo que me gusta, disfruto y me apasiona. Pareciera que es muy fácil, por lo menos suena muy relajado, pero he descubierto que requiere de mucho compromiso, enfoque y sobre todo no tener miedo a fallar. Quizás esta parte es la más difícil ya que la presión de fallarnos suele ser la peor.
La confianza en nosotros se trabaja y creo que también tiene mucho que ver con el responsabilizarnos por nuestras decisiones y el impacto que tendrán.
Tomar decisiones es algo súper complicado pero la verdad es que no existe nada que nos pueda avisar si estamos tomando o no el camino correcto. Lo mejor que podemos hacer para continuar es dejar los pretextos, las justificaciones y el miedo. Aunque haya días en los que se nos llene la cabecita de telarañas lo mejor es mantenernos positivos y si algo falla pues ni modo, habremos aprendido algo. El resultado no es lo más importante, mantengamos el enfoque y disfrutemos el camino hacia nuestros sueños.
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